Trece años después de la primera entrega, llega Inframundo: Guerras de Sangre (Underworld Blood Wars) la quinta y aparentemente última parte de ésta saga, dirigida por Anna Foerster.

La película comienza dándonos un pequeño repaso del recorrido de Selene (Kate Beckinsale) desde Inframundo (Underworld 2003) en dónde nos presentaron y nos dieron a conocer el motivo de la incansable guerra entre licántropos y vampiros, hasta los sucesos ocurridos durante Inframundo: El Despertar (Underworld: Awakening) en el que la protagonista engendró una hija con la sangre de ambas especies, una híbrida llamada Eve. Tras  siglos de lucha en Inframundo: Guerras de Sangre, nos encontramos con una Selene que es perseguida tanto por los vampiros que quieren castigarla por matar a Viktor y Markus, como por los lycans que buscan  que ella les rebele el escondite de Eve, su hija, para apoderarse de su sangre y volverse imparables.

Todo esto cambiará cuando uno de los últimos refugios vampíricos esta por caer en manos de los lycans, ahora reorganizados y bajo el mando de su nuevo líder, Marius (Tobías Menzies,Outlander, Juego de Tronos). La guerra por la supervivencia de la especie se volverá sangrienta y este filme promete que por fin se decidirá un vencedor.

Comencemos hablando primero de los personajes. El paso del tiempo ha hecho lo suyo sobre la inmortal Selene y Kate Beckinsale nos entrega una actuación muy convincente. Es claro que nuestra protagonista, quién se ve obligada a continuar con una guerra que ya cobró la vida de todos los que amaba, está cansada de pelear y de correr, pero sobre todo vemos a una madre forzada a renunciar a su hija y continuar una eternidad sin ella. Sin embargo y aunque en la película hay varias ocaciones para que el personaje siga evolucionando, parece saltarse la transformación y darnos los resultados, que aunque sorprendentes, se notan forzados y poco verosímiles.

Por el lado de los vampiros también tenemos a David (Theo James, Saga Divergente) a quién conocimos en la película anterior y ayudará a Selene a sus propósitos. David igual que Selene, tiene oportunidad de evolucionar y volverse un protagónico importante y marcar de verdad una diferencia en la historia, pero queda todo en promesas y él condenado a ser el apoyo incondicional de nuestra vampiresa. Su padre, Thomas se salva pasar totalmente desapercibido como otro personaje de apoyo, solamente por el talento histriónico de Charles Dance (Juego de Tronos, El último Gran Héroe) También se nos introduce a Semira (Lara Pulver, Sherlock, Da Vinci’s Demons) una vampireza que pretende ser astuta, letal y seductora, pero que no pasa de ser una oportunista de poca inteligencia, sin la elegancia a la que aspira y que más que sensual resulta un tanto burda.

El nuevo líder de los lycans, Marius, tristemente se ve reducido a ser la sombra de Lucian a quién no se puede dejar de comparar durante toda la película gracias a muchas escenas que son casi idénticas a las de éste último en Inframundo. El personaje de Marius carece de encanto y su intento de ser intimidante y misterioso, termina siendo  frío, poco expresivo y falto de carisma.

Visualmente tenemos algunos nuevos efectos que lucen bien en pantalla, pero no son particularmente sorprendentes o muy diferentes a lo que ya hemos visto. Y es que uno de los principales problemas de Inframundo: Guerras de Sangre es que parece una mezcla de escenas y diálogos tomados de sus predecesoras, incluso la trama es un tanto similar a la primera. Esto limita a los personajes, no dejándolos evolucionar ni cambiar tornándolos planos y  acartonados. La música queda bien con los combates que tiene una buena coreografía y sincronía, pero tampoco hay algún tema que se vuelva épico. La iluminación y la fotografía salvo por algunas escenas, se limitan a cumplir su trabajo. Por un momento la película parece tomar un giro arriesgado, una nueva perspectiva jamás considerada en sus precuelas pero nuevamente vuelve a lo seguro y toda esta parte de la trama queda simplemente relegada al olvido cayendo en un sinsentido. Los humanos no tienen ningún papel importante en la película restándole toda importancia a lo sucedido en la anterior.

Inframundo: Guerras de Sangre desea ofrecernos lo mejor de toda la saga sólo que desde una nueva perspectiva y quiere tomar decisiones más arriesgadas enla construcción de su universo, sin embargo no pasa de la intención y de entretenernos con las secuencias de pelea que siempre han sido uno de los puntos más fuertes de Inframundo. Tal parece que no han pasado 13 años desde la primera y seguimos justo en donde empezamos.

 

Heidi Betancourt

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Heidi Betancourt

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