Este 2017 llega una nueva adaptación del mítico Arturo y su famosa espada Excalibur. Sea que estén familiarizados o no con la historia que se ha ido formando alrededor de este legendario personaje, sin duda ha sido fuente de inspiración e influencia en el teatro, en la pintura, en la literatura y por su puesto en el cine. La historia cuenta con un sin fin de versiones y ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo, esta vez corresponde Warner Bros. y a Guy Ritchie (Snatch: Cerdos y Diamantes, Sherlock Holmes) traernos su propia visión en Rey Arturo: La Leyenda de la Espada. (King Arthur: Leyend of the Sword). Con una frescura de 28% en Rotten Tomatoes, la película está por convertirse en un fracaso en taquilla. Pero ¿es realmente merecido el odio de la crítica?
La historia se desarrolla al rededor del año 1500 en Londinium (la actual Londres), Vortigern desea el trono para sí mismo así que traiciona a su rey y hermano, Uther Pendragon, eliminándolo a él y a sus oponentes pero el pequeño príncipe Arturo logra escapar con vida. El niño deberá aprender a sobrevivir en las calles y fortalecerse para un día intentar sacar la famosa espada Excalibur de la piedra donde se encuentra aprisionada y emprender el viaje para tomar el lugar que le corresponde como legítimo heredero al trono.
Comenzando con el casting tenemos a Charlie Hunnam quién no solo cuenta con todo el perfil inglés para interpretar a Arturo, sino que su carisma y encanto ayudan mucho a la hora de dar forma al personaje dado que la película lo retrata como alguien más humano y menos idealizado a como hemos estado acostumbrados en otras adaptaciones. Arturo es una persona común y corriente que no pidió tener la responsabilidad de gobernar a una nación y que poco a poco tendrá que ir aprendiendo y encontrando las motivaciones necesarias para empuñar la espada Exalibur y luchar por el trono.
Entre sus fieles compañeros de aventuras tenemos a una misteriosa Maga (Astrid Bergès-Frisbey) cuyo papel es un hermoso equilibrio entre poder y fragilidad, que aporta un toque nuevo y diferente al lugar del mago que usualmente acompaña a Arturo. También tenemos a Aiden Guillen (Juego de Tronos) en el papel de Bill el Escurridizo, quién es un hábil arquero que no teme hacer lo que cree justo sin importar cuantos enemigos se interpogan en el camino, siempre con un toque de humor. Por otro lado Jude Law (Sherlock Holmes, El Aviador) hace un excelente trabajo representando al villano, Vortigen, que incluso en los silencios nos expresa el sentir del personaje. Y sí, el villano como cualquier otro de su clase, desea poder, volverse invencible… pero aun así Guy Ritchie también nos muestra a un hombre atormentado por su propia sed de poder.
El vestuario es una propuesta interesante que mezcla el aire romano (los romanos habían conquistado gran parte de Inglaterra en aquél tiempo), con el nórdico y el moderno, dándole una identidad única en cuanto al aspecto se refiere. Los escenarios en general son sencillos pero bien cuidados.
Creada por el Daniel Pemberton (Nominado dos veces al Globo de Oro y otras varias a los premios BAFTA) el soundtrack igual que el vestuario ayuda a dotar de una personalidad única a la película, invoca las raíces más antiguas de este mito, nos trae coros combinados con aullidos de lobos y otros sonidos elementales, sonando a pesar de todo, muy actual. Se puede decir que en la música esta encerrada la escencia de la historia, sin rastros de occidentalización.
En cuanto a efectos visuales, hay algunas criaturas diseñadas para la película que están muy bien hechos y además son muy originales, por desgracia otros más nos harán pensar un poco en El Señor de los Anillos. Con todo no se abusa de los efectos, que en general están bien logrados ayudando a dar a la magia del mundo Arturiano una mayor «naturalidad». Con lo que encontraremos un poco de problemas es con la cámara o más específicamente con la forma en que está narrada la película, en especial en el inicio. Tenemos múltiples Flash Backs, combinados con escenas en el presente lo que puede dificultar a algunos meterse en la experiencia o perderse un poco en la trama. Y aquí es a dónde nos topamos con otro de los puntos negativos de la película y según parece, de los más atacados por la crítica: la historia.
Para entender del todo este punto, debemos saber que la noción general que tenemos sobre Arturo y sus caballeros hoy en día es una versión muy sintetizada y además, muy cristianizada. El mito en sus inicios pasó de boca en boca y no fue hasta siglos después que se escribió al respecto cuando ya gran parte de los hechos se habían distorsionado u olvidado. Por ende no sólo existen numerosas versiones sino que con el paso de los años ha ido cambiando, se han desechado unas cosas y conservado otras. Así pues en Rey Arturo: La Leyenda de la Espada Guy Ritchie arrancó, en el sentido más literal, todo lo que tenía que ver con la parte cristiana de la historia y lo devolvió tanto como pudo a su versión más antigua lo cual aunque puede resultar un poco perturbador para muchos que no están tan familiarizados con ella, no es algo negativo. El problema fue que el director intentó darnos una visión más amplia del mundo de este famoso rey britano sin darnos el tiempo necesario para apreciarlo con detalle ni valorarlo. Por ende el filme solo rosa la superficie, quedándose como un resumen de lo que bien pudo ser una trilogía o una temporada para pantalla chica.
En conclusión, aunque definitivamente la historia pudo ser mejor trabajada y prescindir de tantos flash backs optando por una narrativa más fluida y «estable», tampoco se trata de una mala experiencia. Tiene sin duda un enfoque moderno, libre de los clichés, original, orgánico, fresco y a la vez que nos hace reflexionar sobre nuestra propia naturaleza humana. Es una aventura de autodescubrimiento más que una historia épica. Curiosamente esto es precisamente lo que el mito Arturiano quiere inspirar. Quizás, sólo quizás Rey Arturo: La Leyenda de la Espada simplemente es un filme fuera de su tiempo.
A pesar de las críticas, la fuerza le acompaña en taquilla