Acreedora al premio FIPRESCI durante el festival de Cinne de Cannes celebrado en Mayo del año pasado, llega a Latinoamérica finalmente la película Voraz (Raw) de la directora francesa Julia Ducournau.
La joven francesa Justine (Garance Marillier) creció en una familia estrictamente vegetariana por lo cual en su primer día en la Universidad para estudiar veterinaria, se vuelve un verdadero desafío cuando para cumplir con el ritual de iniciación obligatorio para los recién egresados, se ve obligada a probar la carne. A partir de ése momento Justine descubrirá lo que habita dentro de su interior, un hambre como jamás había sentido que la llevara al borde de la obsesión.
Comencemos diciendo que la película ha causado mucho revuelo por su contenido gore y explícito, incluso hay gente que se ha desmayado. ¿Pero es en realidad tan desgarradora?
Comenzando con el elenco, Garance Marillier hace un excelente trabajo mostrándonos un personaje que puede mostrarnos un lado inocente, tímido, nervioso y al mismo tiempo ser todo lo contrario, atrevida, cínica… voraz. Su hermana, Alexia (Ella Rumpf) cumple bien su papel y más que comunicarse a través sus diálogos son sus expresiones las que nos hablan de lo que está sintiendo el personaje aunque quizás por el momento no lo entendamos. Y es que eso es lo que sucede con Voraz, la historia no es para nada complicada, es quizás demasiado sencilla, pero es la forma en que nos van dando pequeñas pistas para armar el rompecabezas lo que mantiene a uno como espectador interesado. Se abusa un poco por otro lado de la falta de argumento que aunque el planteamiento es original y fresco, no deja de sentirse al final del filme que hay muchas preguntas aún sin respuesta que bien pudieron ser aprovechadas en la película volviéndola más interesante.
La historia de Voraz recae en gran medida en sus simbolismos, tocando el trasfondo psicológico de lo que significa crecer, dejar atrás lo que creíamos ser y entrar al mundo adulto de una forma gráfica y aterradora. Porque no, no es una película de terror a pesar de la sangre y las muchas escenas gore, más bien es un tanto animal, reflejando el lado más instintivo de todos nosotros, aquél lado que nos esforzamos tanto por civilizar. De hecho las escenas están muy bien construidas, tienen un matiz natural y orgánico, sin caer en la exageración mantienen siempre su elegancia con el rojo como su paleta principal. La fotografía los movimientos de cámara son dinámicos y fluidos, ayudan mucho a dar todo el realismo del que a veces carecen algunas películas del género.
El compositor y guitarrista Jim Williams fue el encargado de la música que sin duda palpita armoniosamente con el corazón de Justine llegando en algunos momentos a ser tan extraña y única como nuestra protagonista.
En conclusión definitivamente Voraz es una obra de arte que refleja un mundo muy realista, sin embellecer y también los pensamientos más obscuros del ser humano sin hacer un espectáculo de ello. Simple y sencillamente retrata lo que es, algunas personas pueden encontrarlo grotesco y otras entretenido, pero siempre obscuro y hermoso a una vez.
A pesar de las críticas, la fuerza le acompaña en taquilla