El Irlandés, Review
Homenaje a los clásicos de gángsters.
- Review por Heidi Betancourt
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Basada en el libro autobiográfico «Escuché que Pintas Casas» y con 10 nominaciones incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor Secundario, Netflix nos trae una fuerte contendiente por el Oscar: El Irlandés. Martin Scorsese nos trae su película más larga hasta ahora con nada más y nada menos que 3 horas y 29 minutos de duración. Pero ¿Qué distingue a El Irlandés de otras películas de gángsters?
Frank Sheeran (Robert De Niro), un veterano de guerra que se gana la vida conduciendo un camión repartidor de carnes hasta el día que se topa con Russell Bufalino (Joe Pesci), un poderoso jefe de la mafia de Pennsylvania quién rápidamente descubre en Frank un miembro valioso para su organización. Frank escala poco a poco ganándose la confianza de Russel, hasta que este lo recomienda como guarda espaldas del mismísimo Jimmy Hoffa (Al Pacino). Sin embargo, Frank no tardará en averiguar que el mundo de la mafia es mucho más frágil y complejo de lo que aparenta.
Martin Scorsese hace un homenaje al género clásico de gángsters pues, a pesar de ser un tema que vemos a menudo en la gran pantalla, Scorsese aprovecha la experiencia y madurez que tiene como director para brindarnos la oportunidad de conocer el bajo mundo desde un punto de vista más bien reflexivo, que trasciende más allá de las persecuciones y los balazos, aunque estos tampoco faltan, claro está. Pero la forma en que está construido el guion de verdad da la impresión de que cada escena la vemos a través de Frank, un hombre que ha presenciado suficientes muertes y traiciones como para contarnos su historia sin censura aunque sin glorificar la violencia y enfatizando el verdadero pilar del bajo mundo: las relaciones humanas.
Dicho esto, tiene sentido que las actuaciones sean de vital importancia, especialmente de nuestros protagonistas Joe Pescie, Robert De Niro y Al Pacino pues es gracias a la química entre los tres que el filme se vuelve más realista, orgánico y además, la interacción de estos tres personajes, la forma en que se relacionan entre sí, es lo que nos ayuda a comprender como la lealtad puede tener un peso tan importante incluso entre mafiosos. Y sí, más que una película de la lucha entre el bien y el mal, la justicia y la injusticia, este es el retrato de Frank Sheeran, una persona común y corriente que nos cuenta como en su juventud la ambición lo hizo buscar aliados que le dieran la oportunidad de tener mayores recursos para darle a su familia lo mejor. Y es en esta búsqueda que el poder, la muerte y la corrupción se vuelven lentamente en algo cotidiano en la vida de Frank. Aunque Robert de Niro nos da una excelente interpretación, el hombre al que da vida es serio, contenido y reservado, rara vez nos deja saber lo que realmente está pensando, todo lo contrario de Jimmy Hoffa quién tiene un carácter excéntrico y dominante, permitiendo a Al Pacino mostrarnos facetas más diversas de su personaje; por otro lado, Russel, es un mediador entre Hoffa y el resto de la mafia, un líder cauteloso y sin escrúpulos aunque respetuoso de las leyes implícitas de su mundo. Así pues, cada uno equilibra al otro y se complementan perfectamente entre sí.
El Irlandés posee una mezcla rica y diversa de sonidos y personajes que le dan un look urbano y casual al filme, y también al mismo tiempo, cierto aire nostálgico. De hecho encontramos en el soundtrack desde Jazz pasando por Rock and Roll hasta algo de música latina y algunos temas que toma prestados de otras películas de la época. La fotografía y la música nos recuerda mucho a otros filmes clásicos como Cara Cortada (Scar Face) o El Padrino (The Godfather), y sin duda alguna la audiencia que está más familiarizada con este tipo de cine disfrutará como nunca esta película que es la versión reposada y refinada del género, pero sin perder ese sabor callejero que le distingue.
En cuanto al «retoque» digital que les hicieron a Robert De Niro, Al Pacino & Joe Pesci para rejuvenecerlos en algunas escenas en flashback, es bastante bueno, a veces resulta un poco raro y artificial pues contrasta el uso de esta técnica más moderna contra todo el estilo clásico del filme.
Para concluir, diremos que El Irlandés es una película que viene a ser la culminación de una generación pues, es como si el director hubiera hecho una larga reflexión de lo que el cine ha aportado al género a lo largo del pasado siglo y luego hubiera hecho la película con el propósito de invitarnos a replantearnos lo que sabíamos al respecto, a observar con ojos más experimentados un mundo que hasta ahora creíamos conocer bastante bien. Sin duda, tanto el director como nuestros tres protagonistas, tienen la edad y la trayectoria necesaria para darle a esta interpretación histórica un trasfondo muy auténtico y orgánico, cuyas bases se sustentan en los clásicos pero cuya esencia sigue siendo tan cierta hoy como lo fue ayer. Quizás las audiencias más jóvenes la encuentren un poco lenta, pero sin lugar a dudas El Irlandés se convertirá rápidamente en una película de culto que permanecerá por mucho tiempo en nuestra memoria.
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