Nintendo finalmente se anima a traernos otra película desde su desastrosa Super Mario Bross de 1993. Veintiseis años después, de la mano de Warner Bros. se estrena Pokemón: Detective Pikachu, su segunda adaptación basada en uno de sus videojuegos. Así pues, bajo la dirección Rob Letterman (El Espanta Tiburones) los pokemones cobran vida por primera vez en carne y hueso, pero ¿podemos dejar de pensar en Deadpool cada que oímos hablar a Pikachu? ¿Es un sólido cimiento para comenzar una saga?

Ryme City aparenta ser una ciudad tranquila, un mundo futurista dónde los humanos y pokemones coexisten en armonía. Pero tras la misteriosa desaparición de su padre, Tim Goodman (Justice Smith), se dará cuenta que la ciudad es más peligrosa de lo que pensaba, por suerte encontrará un aliado inesperado cuando se da cuenta que puede entender el idioma de un pokemón esponjoso y amarillo, Pikachu (Ryan Reynolds), quién está dispuesto a ir tan lejos como sea necesario para ayudar a Tim a reunirse con su padre.

Si empezamos con la animación, primero tenemos que alabar el trabajo hecho para la construcción y el diseño de algunos pokemones, sobre todo de Pikachu quién destaca por mucho entre todos los demás. Casi podemos sentir la suavidad de su pelaje. Lo malo es que a pesar de la creatividad en el diseño, tienen un aspecto más similar a lo que uno esperaría ver en un videojuego que en un live action, parece como si estuvieran sobrepuestos, como si no terminaran de encajar en el universo que se nos está presentando. Además da la sensación de que quisieron ahorrar presupuesto en el diseño de personajes, pues se nota que apenas hay un puñado de pokemones diferentes que aparecen en todo el filme, una vez los tienes identificados has visto todos. En contraste seguramente usaron mucho del presupuesto para animar cierta escena con montañas que al final no hizo gran cosa por la trama ni aprovecho el empuje para convertirse en una secuencia digna de recordar.

Por otra parte Ryan Reynolds logra meterse bajo la peluda piel de Pikachu y dotarlo de carisma y una personalidad, que mezclada con un gran sentido del humor, ternura y una lealtad inquebrantable, hace de este un personaje bastante sólido. Es un personaje curioso, de gran corazón, que hace una buena dupla con Justice Smith (Tim). Sin embargo este último, a diferencia  de Pikachu, no brilla mucho por sí mismo y tampoco el guion ayuda a que empaticemos demasiado con  él. Sí, es cierto que se nos muestran varios flash backs sobre su pasado, pero se siente más como que las pusieron sólo por cumplir, pues no aportan mucho a la trama y además caen en lo repetitivo. En cuanto a su coprotagonista Kathryn Newton (Lucy), aunque la química entre ambos es escasa, su personalidad aventurera y temeraria ayuda a hacer fluir las escenas y sentir su relación menos forzada. Del villano no hay mucho que decir, tenía una premisa muy interesante, pero se limita a cumplir con complicándoles la vida a nuestros héroes.

La trama es bastante básica, con un desarrollo lineal, predecible y el guion está lleno de chistes que funcionan más con niños pequeños que para el resto del público en general.

Digamos para no ir más lejos que gran parte de la película funciona gracias al doblaje de Ryan Reynolds, la expectativa de las peleas y el fan service; Pokemón: Detective Pikachu, no se sostiene por si sola y aquellos poco familiarizados con estas criaturas de ojos grandes y poderes singulares, la encontrarán bastante aburrida y sin demasiado sentido. Tiene un ritmo lento, tan así que ni si quiera el giro final es lo suficientemente impactante como para sorprender al espectador promedio. El villano es muy flojo, muy caricaturesco y los personajes, además de Pikachu, no son entrañables. Pokemón: Detective Pikachu está muy lejos de reflejar la esencia de la animación y más aún de ser un proyecto sólido. Esperemos que en la secuela, que ya se ha sido confirmada, se apliquen más pues sin duda tienen mucho material para hacer algo grandioso.

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